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Iván Aleksándrovich Glújov (1927–1999) nació en la aldea Kuleshovo de la región Suvórovski, la provincia de Tula, en una familia devota de los campesinos, y fue educado en la atmósfera de la fe ortodoxa, modestia, laboriosidad y buena actitud hacia la gente. Influyó mucho en su personalidad su madre Eudoxia Sergéyevna, al que amó con mucha ternura y respeto durante toda su vida. En los años 1930 la familia se mudó a Moscú, donde Iván terminó los estudios en la escuela en 1945 y en la escuela técnica de construcción en 1948. Luego trabajó de técnico en la administración de viviendas en Moscú. Era un parroquiano devoto de la Iglesia de Tijvin de la aldea Alekséyevskoye, donde era servidor del altar.
Deseando obtener una educación religiosa, I. A. Glújov ingresó en el Seminario Teológico de Moscú, donde acabó los estudios en 1955. Después se inscribió en la Academia Teológica de Moscú, en la que se graduó en 1959 como el candidato de los estudios teológicos. El tema de su tesis era «La doctrina cristiana del mal y sus manifestaciones». Según la decisión del Consejo de la Academia, I.A. Glújov se quedó allí como un becario profesoral. Fue nombrado asistente del inspector. En el Seminario empezó a enseñar la Catequesis, la historia de la Iglesia Rusa y, desde 1972, el estudio de las sectas en la Academia. El mismo año lo designaron profesor asociado.
Fue galardonado por sus obras la Orden de San Vladímiro, el Príncipe, de la Primera Clase; la Orden del Beato Sergio de Rádonezh de la Segunda y Tercera Clase; y la Carta de Patriarca. En 1995 emprendió una peregrinación a la Tierra Santa. En las postrimerías de su vida, I. A. Glújov fue parroquiano del Templo de Todos los Santos, donde luego celebraron la misa de cuerpo presente después de su muerte. Lo enterraron en la aldea Blagovéshchensk.
I. A. Glújov era un profesor exigente y un examinador estricto, quien siempre conseguía los conocimientos muy profundos de sus estudiantes. Así, era necesario memorizar unas centenas de las máximas de la Sagrada Escritura. Cuando, en el primer año del Seminario, daba las clases de Catequesis, que es la base y el eje de la formación de la mundividencia ortodoxa, los estudiantes siempre lo estudiaban con mucho gusto. Después de comprenderla era fácil aprender todas las otras disciplinas. Los estudiantes la comparaban con las reglas de circulación: cuando las conoces, puedes ir tranquilo en todo viaje en la vida. Para I. A. Glújov lo más importante en sus conferencias era educar e iluminar las almas de sus estudiantes por medio de la Enseñanza Ortodoxa, apelar a sus cualidades mejores, dirigiéndolas hacia la Verdad. Siempre se fundó en los estudios de los Padres de la Iglesia, lo que se revelaba en sus entrevistas con los ecumenistas y los representantes de las confesiones no ortodoxas. Los que asistían a las conferencias de I. A. Glújov lo recuerdan con mucho agradecimiento, como a un profesor excelente, remarcable, muy erudito, quien compartía sus conocimientos con los estudiantes con mucha generosidad, y, además, era una persona atenta y bondadosa.
Este «Catecismo Ortodoxo» le ofrece al lector actual una dirección detallada para conocer la ortodoxia y comprender las doctrinas de la fe, de la esperanza y del amor. La doctrina de la fe ortodoxa está formulada brevemente en el Símbolo de la fe. Refleja, como un foco, todas las doctrinas cristianas principales. La doctrina de la esperanza cristiana se contiene en las oraciones y, en particular, en el Padre nuestro y en las Bienaventuranzas. La doctrina del amor cristiano se contiene en la Ley de Dios, es decir, en los Diez Mandamientos.
El «Catecismo Ortodoxo» por I. A. Glújov es la enseñanza de los principios ortodoxos, conforme con las obras de los Padres de la Iglesia. Al mismo tiempo refleja toda la profundidad de la personalidad del autor, su propia fe, esperanza y amor por Dios y su gran aspiración a despertar y consolidar estos sentimientos en las almas de sus estudiantes.